Comisión Organizadora







En torno al monolito. Primera reunión de trabajo de la comisión organizadora. Caras frente a frente. Las pupilas en las pupilas. El silencio se corta con una hoja de afeitar. El silencio. El silencio entre gente del MCEP, ¡esto no se lo cree nadie, hombre...!

            Total. Que allí están ellos. Golpeando el suelo con un montón de material fungible ya comprado con una lista ya confeccionada, para preparar carteles: cartulinas, rotuladores... Se decide la lista de carteles y el formato que se les va a dar: informaciones, nombres, horarios, colores, idiomas; talleres largos, talleres cortos. ¡Manos a la obra! ¡Golpes en el suelo! ¡Uh uh uh!

            Todo debía estar decidido y todo lo está: exposición, aulas para talleres, salón de actos, bar, sala de secretaría para las reuniones de la comisión y para sus cosillas, punto de información general y para congresistas, sala de informática, sala para el periódico, sala de reprografía con su fotocopiadora previamente alquilada, sala para atender a la prensa, sala para las reuniones del Sanedrín digo del CA, espacios para los grupos de lengua y para los de base, lugar para el mural de información general (se discute si se utilizará un código de colores o no según el tipo o el origen de la información, ya que podría inducir a error con el código de colores de idioma en las chapas. ¿Habrá información audiovisual? Además hay que preparar cada espacio para las actividades a realizar. ¡Golpes en el suelo! ¡Uh uh uh!

            Han llegado las notificaciones de talleres largos y muchos cortos, con sus necesidades de material: fungible, digital; también las necesidades de las exposiciones.

            Se ha confeccionado un modelo de cartel con el horario y actividades de cada espacio (aula) con sus espacios en blanco para los tiempos en que esté desocupado y se pueda utilizar, rellenando esos espacios en blanco previamente, con rotuladores, pegatinas...

            Espacios, espacios, espacios... Trabajos de oficina. Ahora hay que acondicionar, decorar, dar forma..., casi humana a cada uno de esos espacios. ¡Golpes en el suelo! ¡Uh uh uh!

            Esto en el centro. En la residencia otro tanto. Espacio para la recepción, el cobro, o el punto de información. Hay que organizar la asignación de alojamiento, colocar un tablón general de anuncios, carteles informativos por todas partes...

            Y todo hay que organizarlo por lenguas: inglés, francés y español; con varias mesas a las que acudir, intentando para agilizar el proceso que en una mesa, de un idioma determinado, te resuelvan todo: comprobación de lista, asignación de alojamiento y cobro...

            Todo y todo y todo. La actividad es freinética. ¡Golpes en el suelo! ¡Uh uh uh! Palabras, miríadas de palabras que salen a borbotones por las bocas y saltan enloquecidas por encima de los hombros, de las cabezas, chocando y cayendo y volviendo a saltar en busca de orejas en las que resguardarse del freinesí. Ideas, ideas y tareas, tareas y posibilidades, posibilidades y soluciones que crecen en progresiones geométricas hasta el infinito y más allá. Crece y crece y crece. ¡Golpes en el suelo! ¡Uh uh uh! Y todos se vuelven locos y los llevan a Ciempozuelos y no hay RIDEF y colorín colorado... ¡Golpes en el suelo! ¡Uh uh uh!

¡Que nooooo! Que al que casi se le va la pinza al escribirlo ha sido a mí. Todo sale perfecto, en tiempo y forma y sentido; y la luz y el color y la música invaden el mundo docente por siempre jamás y la escuela se convierte en motor de cambio social y bla bla bla. ¡Juas, juas, juas!






La RIDEF ya está aquí.

Y hace falta gente resolutiva.

Sí, ya sé que no cumplen la paridad.

Es que lo queréis todo, joder.

No te preguntes lo que el Tío Sam puede hacer por ti…


9:00 A.M. Leon. Spain. (Esto, pero con letras del Equipo A y tal… Y una música marcial pero no anticuada, con mucho tamboreo.)

Desayuno y control de tiques. (Caras de complicidad y sonrisas entre los de la organización, que pueden tocarse la nariz como en El golpe o algo.)

Dispositivos de recepción en aeropuerto, estación de tren y autobús, que derivan a taxis y otros medios de transporte público o que transportan en vehículos en turnos. (Como cuando empezaba Los hombres de Harrelson en las camionetas, nos ponemos todos un bañador fucsia con cuero negro o así.)

Al llegar a la residencia que digan “pez espada” por ejemplo, y entonces les llevamos a dejar el equipaje en una dependencia de consigna, les entregamos un tique a los que han reservado comida (previa lista de invitados, pagando). Los citamos para la hora de la comida si van a comer, si no para la recepción y los invitamos (esta vez sin pagar) a que visiten León o incluso a que se compren un mono en caso de aburrimiento.

En el colegio está preparándose todo el tinglado como en 1, 2, 3 (sí, la de la Coca cola), y más o menos al mismo ritmo. Llega este, y ese y aquel y hombre cómo estás y hombre cuánto tiempo y mujer cómo tú por aquí y por aquí asomo por allí traspongo y ya se sabe pero bueno qué se le va a hacer.

Comida en el catering. Lo de los tiques ya va como en los campos de concentración en las películas: todos en fila india y tal, aunque los de la organización no dan el pego de sargentos de las SS o de la Gestapo o de lo que fuera, no ametrallan a la peña que se sale de la fila gritándole Bleiden si hanter hemorroiden! y tal... Y la comida, pues ya te cagas, como diría el genio: “Si nos piden un huevo en dos minutos, se lo traemos en un minuto; si nos lo piden en un minuto, se lo traemos en medio minuto; y si nos lo piden en medio minuto, pues les damos la gallina y que se arreglen como puedan.”

15:45. Comienza la recepción y la matrícula. Tres o cuatro mesas con traductores a francés e inglés (lo que pasa es que con los traductores no les vamos a oír hablar español macarrónico como en las películas “Buenas tarrrdess y eso). Los fotógrafos le hacen a cada uno una foto de frente… y otra de perfil, por lo que pueda pasar. Se pone en marcha la superanimación de bienvenida (algo tipo Teletubies; o mejor ballet de Noche de fiesta pero sin Monchito, Macario y Rockefeller por ahí que no hay paridad de muñecos y muñecas [por cierto, qué parida-d me está saliendo]).

Cada persona que va llegando nos enseña el papelito del resguardo que le enviamos con su número de registro, donde se ve si ha pagado todo o es moroso (si es alemán morroso). Si hay deudas se le cobra, y si no paga, que cobre él, “pa’ que llores por algo” que me decía mi madre (es coña). Esto a cada persona, los animales pagan la mitad (también es coña). Se le entrega ficha ya preparada: nombre, número de registro (se lo tatuamos en el brazo), habitación. También se le entrega todo el material previamente preparado. Con su ficha se va a la residencia para que le den una llave de su habitación y si está “bien” que le den dos (si digo “buena” se arma). Una persona de la organización supervisa este trámite, yo por ejemplo. Se le pregunta si trae algo para la cena cooperativa y se le facilita el contacto con los responsables.

*** no trae el resguardo. Bueno, esto se resuelve con una copia del que le enviamos y que tenemos preparada previamente por si acaso. Tampoco trae los 250 euros que debe. ¿Qué hacemos? Pues está clarísimo, una adaptación curricular significativa. No, en serio, pues la apuntamos a la guardería, que es más barato. No, ya en serio. Hay que darle la brasa al personal por correo electrónico, en la página, por tam-tam y señales de humo para que paguen antes. Si no, a alguien le va a tocar hacer del cobrador del frac. ¿Hay algún voluntario? Todos a la vez no, por favor.

*** se queja de que su habitación no tiene vistas al mar, de que se moja cuando llueve y de que no le han traído una pizza sin pedirla (que ya os vale, tíos, mierda organización). Además dice que al otro le canta el alerón por Camarón. Como es pronto y hay mucha habitación vacía, pues vale, aceptamos barco y se le cambia (anda que si después cae con alguien que le canta el pie por la Caballé); y si no se puede, pues Q S J D, que no es lo que ponía en los estandartes romanos, pero casi. Total, los responsables que decidan, oye, igual a una le mola y se lo pone al lado, pues ahí lo llevas, la que te quiera que te compre.

Llegan tres infantes (así no me meto en líos con coeducación, aunque se podría decir infantas, pero no es lo mismo, ¿no?) con sus padres y nos piden que los entretengamos durante la asamblea inicial. Pero la guardería no empieza hasta el primer día de talleres. Que los metan en la asamblea, total, se van a enterar de más que muchos. Por cierto, los de guardería tendrán que ser políglotas…, o algo peor.

A *** y ***a les han perdido el equipaje en el vuelo a Madrid. Menos mal que no volaban con Spanair, porque si no a ver cómo se lo buscan. En Madrid hay alguien de enlace para estos casos, ¿Elena? Si hay pérdidas importantes: ropa o dinero, entre los colegas habrá que ayudar, o si no la organización que pase el cepillo. Habrá que guardar las facturas para la reclamación.

*** está en un hospital de Madrid con un tobillo vendado por esguince, no desgarro, pero para que quede mejor, tiene el aparato ese de los pitidos y las rayitas que suben y bajan. Necesita que alguien le ayude para poder coger el tren a León, con el equipaje, para lo que llama a uno de los teléfonos facilitados, si lo hace al de Madrid, mejor, si no, lo derivamos, y si no, le damos el teléfono rojo y que llame a Moscú y si no que se hubiera llamado Manolo. Se le da apoyo si viene solo.

¿Y Klaus? ¿Dónde se ha metido? ¿No se habrá perdido y habrá que buscarlo por León? Anda que si lo quiere adoptar un matrimonio sin hijos como a Monchito cuando se pierde en la Plaza Mayor. ¿O es que lo han matado ya y me lo he perdido por ir al wáter? ¿Y quién es el malo? ¿Y el feo? Porque el bueno…

La gente, después de todos los trámites, ya con su cintita y su lacito y todo, va llegando al colegio, donde todo está listo para la asamblea inicial. Aquí puede haber un corro de la patata, o algo parecido en plan animación, y si no que canten los de Nantes por Miguel Hernández…

El CA y los miembros de la mesa, Secretario Confederal del MCEP, relaciones internacionales, representante del grupo organizador, junto con parte de la comisión de organización (que no estarán en la mesa) han preparado la asamblea inicial, intervenciones… protocolo si hay alguien oficial… y si es soldado raso pues también, hombre. El caso es que presi y vicepresi de la FIMEM deben estar también en la mesa. Y todos con los nombrecitos delante, que es lo suyo, sus botellitas de agua, sus micrófonos, sus ordenadores para las traducciones, su videoproyector, carpetas, bolígrafos, orden del día, y el huevo kínder, que son tres regalos en uno tú. A las autoridades hay que acompañarlas, vaya que se pierdan, eso o el camino de baldosas amarillas, que la alfombra roja es muy pija y aquí somos progres tela.

19:00. Comienza la asamblea inicial, con las autoridades, la FIMEM y la organización (esos en la mesa), con los congresistos, con las congresistas, con el petardo, con los padres, con los niños, sin las maletas, con el tullido, ¿con Klaus?, ¿tú lo ves?, como a Wally, le teníamos que haber puesto el gorro y la bufanda.

20:30. El personal se debate entre bla bla bla y ñam ñam ñam glu glu glu. La cena cooperativa está perfecta, con los cartelitos de los productos y sus procedencias, todo colocadito, antes de y durante la asamblea. Además los responsables van sacando el vino, reponiendo, etc. etc.

22:00. Recogida de los restos, de la comida y de los congresistas. Lo sobrante (de la comida) se guarda, quizá en la cocina de la residencia gentilmente…

La noche. Eso ya es otra historia. Puede que aparezca Klaus y todo.





*Esta historia es una ficción. Todos los personajes que aparecen en ella son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia y total causalidad digo casualidad.



**Y todo lo que se dice, se dice con una sonrisa cómplice en la boca.



Un abrazo para todos.



Álvaro



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